En un acontecimiento histórico que revolucionó los cimientos de la monarquía británica, la Princesa Luisa, hermana menor del Príncipe de Gales, contrajo matrimonio en marzo de 1871 con un plebeyo, el Marqués de Lorne. Este hecho causó un verdadero escándalo familiar, ya que desde 1515 no se producía una unión similar dentro de la realeza. A pesar del revuelo, la Reina Victoria, madre de Luisa, mostró apoyo incondicional a su hija, incluso en medio de sus intentos de alinear a sus otros hijos con familias reales de Europa.
Subasta de un tesoro real
Hoy se celebrará una subasta de un espléndido broche de granito grabado, confeccionado por la Reina Victoria en 1870 para conmemorar el compromiso de su hija. Este bello objeto, con un borde de esmalte verde y exquisitamente adornado con las iniciales reales, incluye una guirnalda de oro y detalles sobre la propuesta en el amado Dhu Loch en Balmoral, Escocia, donde la familia real pasaba momentos entrañables.
Historia detrás del broche
El broche está vinculado a una colección de adornos que la Reina hizo para obsequiar a sus allegados. La pieza, creada por los joyeros M Ratty & Sons de Aberdeen, podría alcanzar un precio de hasta £400 en la casa de subastas Fellowes, establecida en Londres y Birmingham.
Un legado de joyas
La celebración del matrimonio de la Princesa Luisa tuvo lugar en la Capilla de San Jorge en Windsor, seguida de la presentación de servicios de joyería impresionantes. Se destacan entre ellos las margaritas engastadas con diamantes, un obsequio de sus hermanos, que decoró su velo en su día especial. Asimismo, recibió una pulsera real con una gran esmeralda y diamantes de su madre como regalo nupcial.
La tiara y otras herencias
Se conserva en la memoria que la tiara que portó Jodie Kidd en su boda en 2005 se decía que pertenecía a Luisa, testimonio de la rica herencia familiar. La viuda del duque de Argyll, Luisa dejó sus joyas al Príncipe Jorge, duque de Kent, y a la Princesa Marina, pero a día de hoy muchas de estas extraordinarias piezas permanecen escondidas, esperando el día en que regresen a la luz.
En suma, la historia de la Princesa Luisa no solo resuena en las paredes de su palacio, sino que también se expresa a través de las joyas que atesora, símbolos de amor, escándalo y un legado real que perdura en el tiempo.