En un contexto global donde las tasas de interés están disminuyendo, persisten conflictos bélicos y los mercados apuestan por un aterrizaje suave, los precios del petróleo están experimentando una caída sorprendente, alcanzando niveles que no se veían desde hace 14 meses. Este fenómeno ha dejado boquiabiertos a analistas y economistas, especialmente porque históricamente, en situaciones de tensión internacional, el valor del crudo tiende a incrementarse.
Una realidad desconcertante
Desde la invasión de Rusia a Ucrania, el precio del petróleo ha estado en constante variación, mostrando una sensibilidad extrema ante cualquier disrupción en la oferta. Al inicio del conflicto, el precio del barril se disparó más de un 30%. Sin embargo, en la actualidad, a pesar de las crecientes tensiones en Oriente Medio y Europa del Este, el mercado parece contar una historia radicalmente diferente.
Descenso en los precios del petróleo
El barril de petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró recientemente con una baja del 2.9%, estableciéndose en 67.67 dólares. Este descenso fue impulsado por la perspectiva de un aumento en la producción de crudo por parte de Arabia Saudí. La Bolsa Mercantil de Nueva York reportó que los contratos de futuros para octubre se redujeron en 2.02 dólares en comparación con la sesión anterior.
Es notable que Arabia Saudí ha modificado su visión respecto a los precios del petróleo, resignándose a niveles más bajos y alejándose de su objetivo previo de 100 dólares por barril. Este cambio es significativo, dado que hasta hace poco, el país había capitaneado esfuerzos para recortar la producción en la OPEP con el fin de sostener un precio elevado.
Demanda en declive y problemas en el mercado
La situación se complica más con la evidente contracción en la demanda de crudo proveniente de China, uno de los consumidores más grandes del mundo. Recientemente, los datos mostraron una caída del 1.7% en la demanda interanual, lo que representa una reducción de 280,000 barriles diarios en comparación con el año anterior. Esto contrasta drásticamente con el crecimiento del 9.6% registrando en 2023.
Adicionalmente, las expectativas de un aumento en la producción de crudo en Libia, tras la conclusión de un conflicto político, han contribuido a la presión sobre los precios del petróleo. A pesar de que la caída semanal en las reservas comerciales en Estados Unidos y la inminente llegada de otro huracán que podría afectar las operaciones en la costa sur no han podido revertir la tendencia decreciente en el valor del crudo.
Una mirada a la economía
Por otro lado, la Reserva Federal de EE. UU. ha estado recortando las tasas de interés, un movimiento que recuerda a la crisis de 2008. Sin embargo, analistas e inversionistas mantienen la esperanza de que se logre un aterrizaje suave, es decir, una desaceleración controlada que permita controlar la inflación sin provocar un incremento significativo en el desempleo.
A pesar de que las expectativas de inflación tienden a acercarse al 2% y que el mercado laboral se encuentra en lo que muchos consideran un escenario de pleno empleo, alcanzar este equilibrio es un desafío monumental y solo ha sido conseguido en contadas ocasiones. Un ejemplo es el periodo bajo la gestión de Alan Greenspan, quien describió aquel aterrizaje suave de 1995 como uno de los mayores logros de la Fed.
¿Señales de una contracción económica?
La caída del 17% en los precios del crudo en los últimos seis meses podría ser un indicativo de una contracción en la economía, sobre todo en un contexto marcado por conflictos bélicos y la decisión de la Fed de reducir las tasas en 50 puntos base. A pesar del crecimiento del PIB de EE. UU. durante cinco trimestres consecutivos, la situación actual plantea serias interrogantes sobre la estabilidad del mercado de petróleo y la economía global.