En una escalofriante escalada de las tensiones en la región, el ejército israelí anunció que bombardeó el cuartel general de la organización islamista Hezbollah, ubicado en el suburbio sur de Beirut, conocido como Dahiyeh, durante la noche del viernes. El portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el R.-Adm. Daniel Hagari, destacó que este ataque se realizó con alta precisión, enfocado en el centro de operaciones de la agrupación terrorista, cuya construcción se sitúa deliberadamente bajo edificios residenciales, lo que levanta preocupaciones sobre el uso de civiles como escudos humanos.
Aunque las FDI no han confirmado si el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, fue alcanzado en el ataque, el bombardeo generó una potente explosión que, según reportes, hizo temblar ventanas y casas hasta a 30 kilómetros al norte de la capital libanesa. El ataque ha despertado la alarma en Beirut, en medio de una inquietante ola de violencia y desplazamientos forzados.
Impacto de la Explosión en la Comunidad
Las secuelas del ataque han sido devastadoras. Informes de la televisión Al-Manar, vinculada a Hezbollah, indican que al menos cuatro edificios quedaron destruidos, y se observó el movimiento de ambulancias en la zona con las sirenas a todo volumen. Las imágenes que han comenzado a circular en las redes sociales muestran impresionantes columnas de humo negro elevándose hacia el cielo, evidenciando la magnitud de la explosión y su impacto en la ciudad.
Una Oleada de Violencia y Desplazamientos
Este no es el único incidente que ha elevado la preocupación en Líbano. Horas antes, un ataque aéreo israelí dejó un saldo trágico de nueve muertos en una familia de una aldea fronteriza libanesa. La situación en el país es cada vez más crítica, con un número creciente de víctimas y un éxodo masivo de civiles que huyen de sus hogares. La posibilidad de una guerra total entre Israel y Hezbollah se vislumbra como una amenaza real, y la comunidad internacional observa con inquietud.