Luis Juez, una figura prominente de la política cordobesa, se encuentra frente a un panorama cada vez más complicado. Más allá de los devastadores incendios que han impactado a la provincia, su relación con el Gobierno nacional ha estado marcada por la tensión.
Recientemente, el clima político se ha vuelto aún más incierto tras la aparición de relaciones cordiales entre Javier Milei y el intendente de Córdoba, Martín Llaryora. Estas interacciones han dejado a Juez en una situación incómoda, donde su influencia parece desvanecerse.
Un entorno político hostil
La situación se complica aún más al observar el acercamiento de otros actores políticos con el oficialismo. Patricia Bullrich, en un claro intento de establecer puentes, ha mostrado su cercanía con el ministro de Seguridad de Córdoba, Juan Pablo Quinteros. Este tipo de movimientos tan estratégicos pone de manifiesto la indisposición del oficialismo para incluir a Juez en su juego político.
El descontento de Juez
A pesar de sus intentos de colaborar con los libertarios, el senador parece no haber obtenido el rédito que esperaba. En cambio, su apoyo ha servido principalmente para fortalecer al Gobierno nacional, que ha encontrado en Juez una herramienta para ampliar su base de poder.
Con un futuro incierto y la necesidad de redefinir su estrategia en el panorama político cordobés, será interesante observar cómo Juez se adapta a los cambios y si logra recuperar su influencia en un entorno que parece cada vez menos receptivo hacia su figura.