Este martes 1° de octubre, el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció la inauguración de la Navidad en el país, un hecho que ha generado tanto sorpresa como críticas debido al contexto socio-político actual. En medio de una profunda crisis política y social, caracterizada por cuestionamientos sobre la legitimidad de las elecciones que lo mantienen en el poder hasta 2031, la declaración del mandatario parece ser una estrategia para levantar el ánimo de la población en tiempos difíciles, marcados además por constantes protestas por los recurrentes cortes de luz.
Maduro, en un acto televisado, hizo hincapié en que esta celebración comenzará desde ahora hasta el 15 de enero, expresando: “Del 1° de octubre hasta el 15 de enero, les digo con esta canción bella… feliz Navidad, en paz y felicidad”. Junto a la música de la canción infantil “¡Corre, caballito!”, el presidente dio un mensaje de alegría, invitando a la gente a celebrar a pesar de las adversidades que enfrentan a diario.
Un adelanto con historia
No es la primera vez que Maduro toma esta decisión de adelantar la Navidad. En noviembre de 2013, tras el fallecimiento del expresidente Hugo Chávez, también optó por la festividad con el objetivo de mejorar el ánimo de los venezolanos, alegando que era un momento propicio para disfrutar de la paz y el amor, en un contexto de tribulación y dolor.
La reacción del vocero presidencial
La declaración de Maduro no pasó desapercibida y generó reacciones de descontento entre sus opositores. Manuel Adorni, vocero presidencial de Javier Milei, respondió con ironía al anuncio, deseando a los venezolanos una pronta recuperación de su libertad y pidiéndole a Papá Noel un regalo de dignidad para el mandatario. Su comentario fue: “Hoy es la Navidad insólitamente decretada por el régimen chavista: ¡feliz Navidad a todos!”.
El clima en Venezuela, sumido en problemas económicos y sociales significativos, contrasta fuertemente con el mensaje de celebración que intenta transmitir el gobierno. La decisión de celebrar la Navidad desde octubre podría interpretarse como un intento de distraer a la población de los problemas cotidianos y redirigir la atención hacia una festividad que, en teoría, debe ser disfrutada. Pero, en la práctica, ¿es posible celebrar en medio de la crisis?
Las palabras de Maduro buscarían generar cohesión y optimismo, pero el ambiente en las calles es muy diferente. La Navidad, que para muchos es un tiempo de alegría y reunión familiar, se ve empañada por la realidad que atraviesan los ciudadanos en su día a día.